Aún te tengo en uno de mis cajones,
en lecturas pendientes,
en mi vida baldía,
en mi círculo de desesperación.
Conservo tus cartas con mis soluciones,
y los besos con dientes,
la mirada vacía,
y tu navaja de la inspiración.
Queda el sonido de nuestras respiraciones,
tus miedos y mis dudas,
tu cuerpo mi cuna,
nuestro un mar de imaginación.
Tú andas escribiendo canciones
a la chicas desnudas,
con tez color luna,
sin olvidar tus ansias de pasión.
Yo voy buscando emociones
no tus ideas mudas,
ni tu boca enruna,
sólo un amor sin destrucción.