martes, 22 de abril de 2014

Bese.


Bese cuando la vida le duela
y sienta en el alma ajena
un puñal propio que se clava.
Bese cuando el frío le queme
y no haye más consuelo
que el calor de una boca desconocida.
Bese con libertad, o por rebeldía.
como tú con tu boca contra la mía.
Bese cuando sea más fácil encadenar
versos que besos,
con la certeza de que sus huellas
serán borradas en esta playa de
vaivenes y mareas de bocas extasiadas.
Bese arrancando la tristeza a mordiscos,
convirtiendo cada cumbre escarpada
en un valle cómplice de felicidad.
Bese conquistando el alma,
porque quizás la mirada sea su espejo,
pero una boca es la entrada.
Bese con cariño, con violencia,
bese despeinando, con cautela,
inexperiencia.
Bese con deseo, con coraje, sin miedos.
Bese como si un beso sólo durara un segundo.
Y el siguiente, fuera el último.

miércoles, 16 de abril de 2014

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Lo que escribo cuando vives
son sólo lineas torcidas
que se escapan hacia el margen
empujadas por el tiempo,
que pasa, fugaz,
sin ti.
Tú, ignorante de mi
realidad,
te resbalas entre las
gotas de tinta
que me caen de los dedos.
Y naces allí.
Y te haces real.
Y más que palabras,
ya somos nosotros.
Torcidos.
Ilegibles.
Empujados por el tiempo
al borde de la página.
Sin posibilidad de retorno al comienzo de la línea.
Sin papel para más.
Sin pausas.
La lectura frenética esta noche
comienza en el borde de un colchón.