jueves, 19 de abril de 2012

Quiero...


Quiero tenerte en invierno, y así justificar mi abuso del abrigo de tu piel.
Quiero saborearte cálido,  abrasivo.
Quiero retenerte. No para frenarte, sino para volverte a tener.
Quiero abrazarte, no para siempre, sino para soltarte cuando llegue el nunca.
Quiero robarte tu tiempo y regalar los momentos al maltrecho genio de mi memoria,
para que así, al pedir tres deseos me los volviese a concedir.

Quiero morderte sin dejar cicatrices, y así no dolerte nunca.
Quiero arrebatarte mil noches para devolvértelas cada mañana en forma de buenos días al oído.
Quiero dejarme llevar por mil huracanes sobre tu piel, y que tu aliento sea el aire que me rodee.
Quiero estar contigo al borde de un precipicio, no voy a decirte que no te dejaré caer, pero si lo haces, prometo caer contigo.
Quiero quererte como quieres que te quiera quien quieres que te quiera hasta que te des cuenta, de que yo ya te quiero así.

martes, 17 de abril de 2012

Me declaro culpable de desearte demasiado.


Tu mano en mi espalda, tu pecho en mi pecho, mis brazos a tu alrededor, mis labios perdidos en mil abrazos sobre los tuyos, únicamente separados por alguna sonrisa ocasional de pura felicidad, mis piernas a tu alrededor, todas y cada una de tus células contra las mías.
Sin miedos, ni barreras, ni distancias por fin.
Sobran las palabras, sé que me entiendes más de lo que crees con solo clavar mis pupilas en las tuyas.
Sin palabras, cómplices de los suspiros y caricias, los únicos asesinos de este dulce silencio.
Ahora, ahora sí congelaría el tiempo.

miércoles, 4 de abril de 2012

Alone in the dark.

El tiempo se ha parado y me ha pillado sin ti a mi lado.

Sucesión de días, uno detrás de otro, rutina, cansina compañera de viaje. Todo duele más sin ti.Me pesa. Me pesa tu ausencia como si de una tonelada de horas a mis espaldas se tratara.Una tonelada que hace a mi espalda arquearse, ¿será esa la causa de esta sensación de vacío en mi pecho? Como si el aire me faltara, como si un certero disparo hubiera abierto un hueco difícil de disimular. Los golpes son más duros, certeros, como si cada uno de mis puntos débiles llevara una diana demasiado fácil de acertar. Puntos débiles que cada vez dejan más huecos a la vista mientras yo me empeño en aparentar que no pasa nada, que esta lluvia de golpes es únicamente el reflejo de las gotas de lluvia que golpean en el cristal, con la única diferencia de que sobre mí no se deslizan tan bien, sino que crean una marea que me atrapa, que me ahoga, que me cubre.
Me hace falta el aire. Me haces falta tú.