domingo, 23 de diciembre de 2012

Alientos de tormenta.

Calma. Preocupante y prolongada calma en esta cárcel del tiempo.
Y luego tú. Y un torbellino de recuerdos se cuela por la ventana alborotando los ordenados papeles de encima del escritorio. Me revuelves la vida.
Ahí estás.
Tan guapo que lo único que me queda claro es que mis recuerdos no te hacen justicia. Tú y esa mirada al frente. Concentración en su momento más álgido al volante. Y yo, idiota, perdida, te observo sin verte detrás de la ventanilla con un millón de recuerdos en la mano.
El último abrazo. El último adiós. El último beso.
Y no hago nada por acercarme. Me doy la vuelta y me marcho, silenciosa y abstraída de la misma forma en la que salí de tu vida.
En silencio y por la puerta de atrás.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Manos frías buscan corazón caliente que las temple.


Chica de mirada perdida busca alguna capaz de encontrarla. 
Puede ser el corderito asustado que te mira desde el otro lado del salón o ser el lobo dispuesto a comerse el mundo y a ti de postre. Estará dispuesta a seguirte en cualquier locura que valga la pena, te enseñará a volar, pero no dejará que olvides poner los pies en el suelo.
Dicen que anda por ahí con las manos frías y la nariz roja, y que suele hablar de amor con los labios quemados de invierno. 
Cazadora de miradas, dispuesta siempre a dar sin esperar recibir. Es un poco torpe, y las medias siempre se le rompen antes de que acabe la fiesta. No tiene esa melena de anuncio que te morirás por acariciar, ni esas piernas infinitamente largas en las que sueñas despertarte enredado. Su regla de oro son los domingos en pijama, siempre.Prefiere el café solo, a ella el azúcar le empalaga, y el chocolate la pone nostálgica. No llora con las películas, las lágrimas las reserva para las situaciones reales, pero siempre es egoísta a la hora de derramarlas. Adora la música, y despertarse con los auriculares bailando como si nadie la viera, alocada, única dueña de su cama y retratista de sus propios sueños. Le gusta escribir chorradas en post-its y pegarlos en cualquier parte, olvidarse de ellos, y encontrarlos, después, como un pequeño tesoro capaz de pintarle una sonrisa.
Solía ser ingenua, pero la vida le enseñó a dejar de serlo a base de cucharadas de realidad. Le gustaba la Navidad, el calor de la chimenea y los colores de las luces del árbol reflejados en la lluvia.
No le gustan los labios rojos, ni dejar marca, no sueñes ni por asomo con unos labios perfectos y una sonrisa profident, a ella le van más las sonrisas sinceras. 
Quiere querer. Quiere querer pero no doler. 
Quiere lo que todos quieren, no es muy original para eso.

Quiere ser feliz, ¿La ayudas?

domingo, 4 de noviembre de 2012

November.

Será porque crecemos, porque a cada minuto que pasa somos más viejos,  porque con cada tropiezo aprendemos algo nuevo. O quizás porque la lluvia y el viento azotan el cristal de la ventana hasta  volver el paisaje un invisible reguero de gotas de agua, como las lágrimas que bailaron con los recuerdos hasta perder los zapatos, la noción del tiempo y las ganas de volver a casa.
Echar de más el echar de menos.
Será noviembre, que vuelve para hacernos recordar que está aquí de nuevo, pero esta vez sin más compañía que la de la lluvia de los charcos que saltamos sin mojarnos.
Memorias que cambian cada vez que intentan rememorar qué fue primero, si la lluvia o el beso, si existir o quererte, si ahogarnos o nadar. Y vienen, vienen cantando con el viento contra el cristal...
 El tiempo pasa, y no en vano.
¿O sí?

jueves, 18 de octubre de 2012

Un striptease involuntario, una mentira demasiado sincera, un comienzo demasiado acabado.



Los años no pasan en vano, las penas siguen en vena.
Puede que la sangre se pueda helar a 19 grados centígrados, o que el reloj se haya parado a las 19:23. Puede que aún siga oliendo a vacío y a tierra mojada, que sigan resonando los gritos de los niños del parque a través de la ventanilla y que lo único que queda entre tú y yo sea un silencio gélido con olor a despedidas y sabor amargo.
No hay palabras que lo alivien ni más besos que lo callen, solo esas malditas nubes de recuerdos que se agolpan en mis párpados y comienzan a dejar caer una extraña precipitación sobre mis mejillas dejando charcos en los lugares recorridos por tus besos.
Ya no hay más.
Supimos que nada era para siempre y que pensárselo dos veces antes de saltar significaba no hacerlo. Arriesgamos y ganamos a partes iguales la recompensa de haber coincidido y haber sido más que un proyecto. El resto, son sólo daños colaterales inevitables.
Caprichos del egoísmo, el encontrarte y pensar en ti como algo mínimamente mío, aún estando dispuesta a dejarte volar en el caso de que quisieras ser libre. Gracias, por lo que digo y lo que callo, por lo que todo el mundo sabe y lo que a la vez nadie nunca llegará a conocer. Gracias, por ser la mano que sujetó el asiento de la bicicleta cuando aún era demasiado torpe para pedalear por mí misma. Hoy sé que es hora de que aprenda a equilibrarme y a avanzar con la vista al frente sin miedo a las inevitables caídas.
No estoy dispuesta a mentir, no serán estas palabras el último testigo de tu recuerdo, pero no quiero que duelan, ya no.
Aquí las tienes, en el reverso de la última carta que sellamos con lágrimas y carmín rojo.

Inevitablemente, te quise.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Amaneceres vigilados.

Mientras despiertan los primeros rayos vespertinos a través de la persiana de mi dormitorio dibujando miles de infinitas franjas doradas de luz en la pared, mi mente se pierde divagando que mi amor por ti es una muda de ropa vieja y desgastada que descansa sobre el suelo de la habitación en un montoncito desordenado de tela. Y en ese momento, te imagino, andando descalzo por la habitación, patearlo para apartarlo de tu camino y así, después, dejarlo sobre la silla, encima de otro montón de ropa.

martes, 2 de octubre de 2012

Deconstrucción.

Suena.
Eco vacío de gritos ahogados. La temida calma después de la catástrofe. Gritos contenidos reducidos a motas de silencio que llenan el aire que respiro. 
Ya pasó todo, o eso dicen. La catástrofe pasó y arrasó lo que conocía, o creía conocer. 
Las sonrisas, los edificios, las canciones, los momentos. Todo se tambaleó y cayó como si de un débil castillo de naipes se tratara. Nos tembló demasiado el pulso.
Fue un momento, sólo un momento que pasó como el mayor de los huracanes de fuego arrasándolo todo. Ahora, sobre la mesa, me quedan cenizas, miles de palabras guardadas en el sobre de remitente borrado que nunca llegará a su destino.
No serán leídas. No volarán. No habrá nadie que vibre por ellas. Serán vacío.

Y sobre todo, y ante todo, silencio.

lunes, 1 de octubre de 2012

Too weak.

Quizás tuviera razón. Nunca di la talla ni fui lo suficientemente fuerte para hacerte feliz. Fui como esa niña que corría detrás del globo que siempre se le escapaba entre los dedos, rozándolo, casi llegando a tenerlo, pero sin fuerza suficiente como para llegar a alcanzarlo.
Demasiado pequeña, demasiado soñadora, quizás solo ingenua.
Unas manos demasiado pequeñas como para retenerte más, unos brazos demasiado débiles para abrazarte, unas piernas demasiado cansadas para correr tras de tí.
Un corazón demasiado pequeño sintiendo demasiado, siempre acaba explotando.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

8.32

Y aquí están de nuevo los primeros vestigios del otoño. Las primeras noches frías sin tu piel cerca para poder esconderme en ella, las primeras hojas que pierden el color verde desteñido de tu mirada transformándose en el tiempo oxidado que atranca los engranajes del mecanismo de tu boca sobre la mía. Pero te quiero. Primavera, verano, otoño e invierno.
Y te quiero. Sí, te quiero.
Te quiero cuando me pones las cosas díficiles y enfrías los últimos días del verano pero prometes un otoño más cálido, te quiero cuando buscas caricias de mi boca, huérfana insaciablemente sedienta de la tuya, que aunque dispuesta a saciar mi sed, sólo provoca aún más anhelo de tu respirar, haciendo que tu nombre surja como la poesía que nunca fui capaz de escribirte en formato susurro automático. Te quiero aquí con la sabiduría que infunden tus manos pegadas a mi cuerpo, estudiando cada curva, cada pliegue como la pluma de la última golondrina que nos vió despedir la primavera abrazados en tu sofá recordándonos que el calor podía llegar incluso sin la necesidad del verano.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Elige destino.

A perdernos en la selva de tu mirada, a nadar en el mar de nuestras ganas, a lanzarnos libres al abismo de nuestras bocas o a correr por las mil llanuras de las palmas de nuestras manos. 
Vámonos, a cualquier parte. Elige el destino y abrázame fuerte.
No necesitamos nada esta noche, vayamos a donde vayamos la única moneda de cambio que se acepta son besos y roces de tu piel contra la mía, sin fronteras ni aduanas capaces de frenar mis ilegales ansías de tenerte aún más cerca, aquí no esiste la distancia ni tampoco el tiempo, que se detiene si cerramos las persianas y el sol se esconde allí fuera dejando que sea nuestro, eterno, inmoral, y perfecto.

martes, 28 de agosto de 2012

Home.

El sol se puso por última vez aquel verano y me pilló atrapada entre tus costillas, pequeña y débil buscando el camino de vuelta a casa mientras hacía equilibrismo sobre tu esternón.
Me levanté y me sujetaste con un dedo para decirme <<Quédate esta noche>>, y no supe contestar nada distinto a <<Tengo que volver a casa>>, provocando en ti una carcajada que casi me hizo caer al suelo.
Pero me miraste, con esos ojos verdes fijos y supe, que no había mejor casa que aquella. Construiste una cueva con tus manos para que pasara la noche perdida en ellas, y dejó de importarme  el frío que precedía al  sol poniente tras tu espalda.

martes, 31 de julio de 2012

se apaga el universo



Me gusta viajar y sentir como cada paisaje se desvanece en mis pupilas y es sustituido por otro nuevo en cuestión de segundos. La sensación de libertad, velocidad en cada golpe de viento que me alborota el pelo y juega a bailar con él. Pero cuando viajo también me gusta cerrar los ojos. No dormir, sino simplemente imaginar otros paisajes, algún compañero de viaje, y por qué no, quizás algún destino sin retorno.
También me gusta hacer la maleta, es una forma de saber que es verdaderamente importante para mí, y cada vez me sorprendo más al hacerla y descubrir que hay cosas que no caben en ella, como los recuerdos o las personas importantes de verdad. Creo que vivimos para aprender a hacer la maleta, diferenciar lo importante, lo imprescindible y lo superfluo, y para viajar, con los ojos abiertos o cerrados, a horizontes de los que nunca nadie vuelve

jueves, 26 de julio de 2012

¿Sabes?


Algún día voy a cansarme de aguantarme estas imparables ganas de tí, de todo, de todo pero contigo; y voy a reventar los mil relojes de arena que marcan el paso de las horas que avanzan sin tí a mi lado, y voy a volverle la cara al beso de cada uno de los kilómetros que nos separan cada mañana.
Y ese día, si, a partir de ese mismo día vas a tener que aguantarme todas las mañanas devorando a tu lado todos y cada uno de tus lunares mientras el único tic-tac que vuele sea el de los latidos del corazón.

lunes, 23 de julio de 2012

Amanece.

Esta corriente de sinuosos rayos de amanecer que se cuelan por la ventana y me arrancan las sábanas como si de tu boca y la mía se trataran cuando se buscan no hace otra cosa que destapar el vacío, evidenciando tu ausencia. Que no estás. Que julio está terminando y hace fresco, y se respira humedad,pero no llueve, aún no llueve.
Que hay que esperar. Que el tiempo a veces no vuela tanto como debería.
Y mientras, amanece, que no es poco.
El cielo se viste de azul y se quita el traje de noche, el mismo que deberíamos estar quitándonos mientras.
Amaneceres desde esta playa desierta para dos que despiertan el deseo de querer compartirlos todos contigo. Noches de baños secretos.
 (Re)encuentros eternos, y despedidas que mueren justo antes de tan siquiera nacer.

domingo, 8 de julio de 2012

Cómeme.

Se acabó este dar vueltas. Se acabaron las dudas y los miedos. Voy a abrazarme a la seguridad de tus manos y a refugiarme en el deseo de mi cuerpo por el tuyo.
Llévame a tu cielo, ese que tan cerca hemos estado de rozar. Llévame abrazada a ti, pero fuerte, como esas veces en las que nos cuesta respirar.
Vaivenes de tu cuerpo contra el mío que hacen estremecer hasta la más recóndita célula de mi ser, mientras grita, suplica, que quiere ser tuya.
Y se dejará llevar.

miércoles, 4 de julio de 2012

Me tienes.

Lo efímero del instante lo convierte en especial. Los recuerdos a menudo van ataviados de nostalgia.
Los detalles a menudo se desnudan y quedan desprovistos del abrigo de la memoria. Y la memoria tiende a ahogarse en el caudal del tiempo.
Ante esto, yo, pequeño y débil ser incapaz de frenar este ciclo, me dedico a desear tenerte entre mis brazos un minuto más, a regalarte otro beso, intentando que no lo olvides.
Me tienes.

Serás libre.


Y si algún día decides desnudarte de mis besos y descalzarte nuestros pasos, si tus ojos comienzan a evitar los míos y tu boca no precisa de mis besos, si tus manos dejan de tatuarse en mi cuerpo y decides volar hacia unos brazos mejores, buscando amaneceres sobre otro pecho, bañado por otra luz, te dejaré ir.
Volarás. Volarás como las golondrinas sobre las que Bécquer escribía, a sabiendas de que no volverás a mi primavera, sino que serás libre, porque libre te dejaré, yo me enamoré de tu libertad, de tus ganas de volar, pese a estar segura de que me dolerían a mi.

lunes, 25 de junio de 2012

¿Te hago un café?

Cuatro palabras que te repetiría, todas las mañanas. Edulcoradas con otras dos, aunque suenen cursis. 
Te quiero. 
Sobredosis de azúcar. Pero me gusta. Me gusta empalagarme de tí. 
Si, adoro lo dulce de tus palabras,pero también lo salado de tu sonrisa e incluso lo agrio de la distancia.
Amo tus sabores, y más aún cuando se recrean en mi paladar al saborearte, encontrando el cielo de mi boca sólo el lugar en el que se une con la tuya.

martes, 19 de junio de 2012

Eres puro fuego.

Las ganas se frotan rápidamente, con fuerza, contra el corazón haciendo que salten ideas en forma de chispa, algunas, destinadas a apagarse, otras, estallan rápidamente en llamas y prenden mis venas, esperando, ansiosas el momento de consumirse en las tuyas. Tu aliento será oxígeno y el mío serán las llamas, dispuestos a calcinar el espacio entre ambos.

viernes, 8 de junio de 2012

Por qué no podía ser poesía.

Lleva en mi cabeza rondando tanto tiempo la idea de tratar de idealizar en forma de poesía lo que provocas...
El fuego que se prende en mi aliento cuando tus dientes muerden mis labios y tu lengua dibuja mi boca, que sin ser perfecta tiene la jodida suerte de perderse en la tuya. La suavidad de tus manos sobre mi cuerpo, no como si memorizaran cada una de sus formas, sino como si me moldearas, suave, con detalles, sin miedo, con la destreza del artesano que dedica su vida al amor por el arte de hacerme sonreír.
El escalofrío, de los discretos susurros de tus mordiscos en mi oreja estremeciendo cada uno de los poros de mi piel con sólo rozarla.
Y ahora viene la pregunta. Por qué esto no podía ser poesía.
No podía ser poesía porque ninguna de las palabras que existen pueden explicar cómo (te) siento de  manera  exacta sino hablan el idioma de la piel, porque no conozco otra figura que la de tus labios, ni más métricas que las trazadas por el toque verde de las pupilas de tus ojos, y porque los versos, para describirte se quedan demasiado cortos.
Eres pura poesía imposible de escribir.

miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Qué quieres hacer?

Tres palabras que guardan mil susurros y adivinan las intenciones. Haré como que sé que no lo sabes, esta vez prometo no callar, o no por lo menos del todo.
Contigo.
Vivir sin más tiempo que el que paso a tu lado.
Volar sin más cielo que la palma de tus manos.
Encerrarme en la presa de tus brazos.
Lanzarme al vacío de tus labios.
Borrar los espacios.
Despedir al miedo.
Cantar sin lluvia.
Desnudar tu mente.
Adivinar cada amanecer en tus pupilas.
Estar al límite sin límites.
Ser pequeños.
Vivir en otro planeta.
Gritártelo y que me lo grites.
Ser lo que necesites que sea, siempre.
Por ti.





viernes, 18 de mayo de 2012

Y caí en un sueño del que me costó despertar.


Al borde del acantilado. De espaldas. Preparada para el salto. Vestida únicamente de cicatrices y arañazos que hablaban por sí solos, con el pelo ahogado entre el viento, los ojos de una tarde de lluvia y los labios pintados de mil palabras de perdón que nunca tuvieron
sentido.
Llegó avanzando con paso lento y sinuoso, desde lejos, desde muy lejos, pero no puedo negar que lo vi desde el primer momento.
 El ángel más bonito del cielo, y puede que del infierno también. Apartó un mechón de pelo de mi oreja, y como si de una fuente de miel se tratara las palabras brotaron de sus labios a mis oídos, dulces, efímeras y mudas para el resto del mundo, excepto para mí.
Tras llenar un minuto de él, se clavaron en mí sus dos ojos berilos llenos de sol, se desplegaron sus alas, y se marchó. Y no quedamos más que yo, el precipicio y un deseo.


Desplegó sus alas y se marchó. Pero quedó el deseo.

El deseo de que me hubiera gustado poder ser Natura para dominar el aire que se cuela en febrero por el cuello de su camisa y eriza su vello de forma instantánea,  Conformarme con ser las gotas que chocan contra su piel una mañana de abril y bañan su cuerpo de mil discretos abrazos, o resignarme a convertirme en los últimos destellos de agosto que cubren de calor su superficie sin llegar a quemar, sin llegar a doler. Pero no, aún estamos en primavera, y abril me ha dejado unas flores abiertas regadas de besos de mayo.
 Todas para él.

viernes, 4 de mayo de 2012

Vísteme despacio, que hoy tengo prisa.


Anoche me desnudaste. Fuiste el primero en hacerlo.
La ropa me resbaló por tu curiosidad y fue a parar al suelo de mi resistencia.
Vísteme despacio...que hoy me tengo que marchar y no quiero hacerlo. Vísteme despacio mientras sale el sol que despierta, ya no solo a nosotros, sino también a nuestros deseos, y se disfraza de noche para regarlos de plata, mientras les damos calor, y los dejamos florecer de nuevo, esta es nuestra eterna primavera personal.
Mañana vuelve a vestirme despacio, tanto como si me desnudaras por primera vez, a oscuras, dejando al descubierto el deseo contenido que viste mi cuerpo con tus manos, cierra mis botones con tus labios y desliza mis cremalleras con tu roce...
Nunca dejes de vestirme así, porque la única prisa que yo tengo, es para que me vuelvas a (des)vestir.

jueves, 19 de abril de 2012

Quiero...


Quiero tenerte en invierno, y así justificar mi abuso del abrigo de tu piel.
Quiero saborearte cálido,  abrasivo.
Quiero retenerte. No para frenarte, sino para volverte a tener.
Quiero abrazarte, no para siempre, sino para soltarte cuando llegue el nunca.
Quiero robarte tu tiempo y regalar los momentos al maltrecho genio de mi memoria,
para que así, al pedir tres deseos me los volviese a concedir.

Quiero morderte sin dejar cicatrices, y así no dolerte nunca.
Quiero arrebatarte mil noches para devolvértelas cada mañana en forma de buenos días al oído.
Quiero dejarme llevar por mil huracanes sobre tu piel, y que tu aliento sea el aire que me rodee.
Quiero estar contigo al borde de un precipicio, no voy a decirte que no te dejaré caer, pero si lo haces, prometo caer contigo.
Quiero quererte como quieres que te quiera quien quieres que te quiera hasta que te des cuenta, de que yo ya te quiero así.

martes, 17 de abril de 2012

Me declaro culpable de desearte demasiado.


Tu mano en mi espalda, tu pecho en mi pecho, mis brazos a tu alrededor, mis labios perdidos en mil abrazos sobre los tuyos, únicamente separados por alguna sonrisa ocasional de pura felicidad, mis piernas a tu alrededor, todas y cada una de tus células contra las mías.
Sin miedos, ni barreras, ni distancias por fin.
Sobran las palabras, sé que me entiendes más de lo que crees con solo clavar mis pupilas en las tuyas.
Sin palabras, cómplices de los suspiros y caricias, los únicos asesinos de este dulce silencio.
Ahora, ahora sí congelaría el tiempo.

miércoles, 4 de abril de 2012

Alone in the dark.

El tiempo se ha parado y me ha pillado sin ti a mi lado.

Sucesión de días, uno detrás de otro, rutina, cansina compañera de viaje. Todo duele más sin ti.Me pesa. Me pesa tu ausencia como si de una tonelada de horas a mis espaldas se tratara.Una tonelada que hace a mi espalda arquearse, ¿será esa la causa de esta sensación de vacío en mi pecho? Como si el aire me faltara, como si un certero disparo hubiera abierto un hueco difícil de disimular. Los golpes son más duros, certeros, como si cada uno de mis puntos débiles llevara una diana demasiado fácil de acertar. Puntos débiles que cada vez dejan más huecos a la vista mientras yo me empeño en aparentar que no pasa nada, que esta lluvia de golpes es únicamente el reflejo de las gotas de lluvia que golpean en el cristal, con la única diferencia de que sobre mí no se deslizan tan bien, sino que crean una marea que me atrapa, que me ahoga, que me cubre.
Me hace falta el aire. Me haces falta tú.

miércoles, 28 de marzo de 2012

(des)encanto.

Lo siento, pero tengo que decirlo. No hables, mírame y trata de entenderlo.
Yo no sueño con noches en vela aguantándote la mirada. No deseo que nades a mi lado, que cruces medio mediterráneo por mí.
No buscaré tu mirada en ningún aeropuerto, ni te abrazaré como en los anuncios al verte llegar entre el gentío.
Tampoco deseo compartir ninguna puesta de sol contigo, ni saborear en secreto un after eight antes de las ocho.
Que no son tus manos las que busco por las noches, ni tu aliento aquel que quiero respirar. No pretendo parecerte perfecta, mi cuerpo no busca tu calor, ni siquiera permite que me desees. No quiero que mueras por mí, y mucho menos que mates en nombre de tan deshonesto fin. No soy un cielo, ni siquiera lo merezco, no te engañes, soy uno más entre el resto de mortales.
No quiero que me quieras.Porque yo ya bebo de otras bocas, nado en otras miradas, me rindo ante otras caricias, inspiro de otro aliento. Lo siento, pero deberías de saberlo.
No intentes compararte con el dueño de mis suspiros, ni intentar recordarme todo lo que tenemos en contra, siempre he preferido avanzar a contracorriente, en un rumbo deseado (que no por ello fácil)  y no dejarme llevar por la marea, inestable y alocada siempre.
Lo siento, pero no soy para tí, ni quiero serlo.

martes, 20 de marzo de 2012

Ensoñaciones.

Y entonces lo vi claro.
Me daba igual todo. El resto del mundo. El qué dirán.
El miedo. Las barreras.
Aquí estás. Aquí estoy.
 El Sol se apagaría , desaparecería la gravedad, se desintegraría el oxígeno.
Y no pasaría nada. No los necesitaría.
Me conformo con tu mirada, la sensación de tus manos en mi cintura, y el simple roce de tu aliento al rozar mi sonrisa.

sábado, 3 de marzo de 2012

Te quiero. Estoy segura. Más de lo que he estado nunca.

Te quiero. Te quiero como si mi vida dependiese de tu respiración.
Te quiero como manta para aislarme del frío invierno, te quiero para saborear la mejor curva de tu cuerpo, tu sonrisa.
Te quiero como tentación, como manzana prohibida. Te quiero para pasear por los colores de tu pupila verde y marrón.
Te quiero como refugio, como casa, para rendirme exhausta de vivir en tus brazos y sentir que ahí nada malo puede pasar.Te quiero para devorarte por las noches y acariciarte por las mañanas. Te quiero como polo opuesto, causante de este irreprimible campo magnético que me lleva a ti. Te quiero como niños evadiéndose del mundo, pero también te quiero mayor, anciano e incluso un poco cascarrabias.
Te quiero desde que te vi. Te quise desde la copa de bienvenida hasta el postre. Y lo sigo haciendo. Te quiero incluso cuando no quiero quererte. Te quiero cuando no te merezco, así de egoísta me he vuelto. Te quiero con la mirada perdida en mil ensoñaciones.
Te quiero cuando sueño, para compartirlo contigo, y te quiero cuando tengo pesadillas para que me enseñes a huir de ellas. Te quiero cuando estoy enferma, débil e incluso febril. Te quiero cuando no piensas en mí, cuando ni siquiera te acuerdas de mi nombre.
Te quiero...joder, ¿Por qué? Porque sí. 
Porque lo tenías todo y te negaste a darme nada. Porque contigo aprendí a no tener el control de mí. Porque fui extranjera en tu vida y decidí volverme nativa en tierras desconocidas. Te quiero porque ocultas lo que sientes pero no te gusta que te oculten nada. Te quiero 
porque tú eres tú, y yo soy yo, o quizás porque ya también soy un poco tu(ya).

jueves, 1 de marzo de 2012

Diferencias entre lo que quiero, lo que puedo y lo que debo hacer.



¿Qué quiero? A ti, bueno eso ya lo sabes, pero más concretamente esto es lo que quiero hacer.
1.Quiero perderme contigo. Recorrer amaneceres, encendiendo el sol todas las mañanas hasta apagarlo por las noches con el sonido de nuestros susurros. Fantasear con la cantidad de caminos que podríamos recorrer, los instantes que podríamos convertir en nuestros.
2.Perderme en ti. En tu respiración, en los colores de tu pupila, en el tono de tu voz, en las líneas de la palma de tu mano. Quiero que tu respiración me haga cosquillas en el cuello. Quiero de tí, de tu sonrisa. Estúpida fui al abstenerme de probarla.

¿Qué puedo? Puedo ser rara, como ya muchos dicen, y yo misma admito. No diferente, ni especial, eso son connotaciones positivas. Rara. Sé que lo soy, y siempre lo he sido, por mucho que me haya disfrazado de mediocridad. Yo, la de los mil defectos y problemas. Puedo ser buena, sí, pero también tengo mi lado oscuro. Puedo querer a alguien mil veces más de lo que me quiero a mí misma. (Lo admito, es fácil, me sé demasiado bien todos mis defectos.)

¿Qué debo? Debo ser mejor persona, estudiar, pensar en futuro, acostarme temprano,"curarme" ,pensar en los demás antes que en mí misma, no soñar despierta, decir la verdad, sonreír cuando no me apetezca, aunque sólo sea porque lo requiere la ocasión, confiar en mi, ser ordenada, buscar el equilibrio, no decir palabrotas cuando me cabreo, regalar más sonrisas a quien lo merezca y no guardar rencor a quien me haya echo daño.

 No sé por qué pero creo que de estas últimas, pocas cumplo. Siempre seguí más al "quiero" que al "debo", supongo que será porque sé que lo establecido no da la felicidad. Todo se resume a querer, y a querer luchar por ello.

sábado, 11 de febrero de 2012

Como aquella vez que el sol salió cuando llovía.

¿Te acuerdas de aquella vez que te dije que había escrito sobre tí y para tí?
Supongo que quizás...y que también recuerdes que no te dejé que lo leyeras.
Pues ahí va, un trocito de mi intimidad, uno de esos fragmentos perdidos en la
memoria, como aquel poema que no te recité, como aquella canción que tú me
cantaste.

Aquella tarde lluviosa de sábado bajo el encapotado cielo de la ciudad prometía 
aburrimiento por doquier, acompañado de cierto toque de tristeza. Pero la vida, 
además de tardes lluviosas, da sobresaltos, cambios de rasante, acelerones inesperados.
Ahí es donde entras tú. 15 minutos. Los que me separaban de ti. 
15 minutos que pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y me colocaron en mitad de aquella
tarde lluviosa a tu lado. Qué bien suena eso, a tu lado.
A través de la ventanilla, el cielo parecía ir a caerse a gotas, mientras para mí se habrían
las nubes y me iluminaba un diminuto rayo de sol cada vez que me mirabas.Tu voz, 
cercana, tú, presente, objeto de mis delirios. Todo tan natural, relajado, sin problemas.


Recuerdos, de los extraídos del oscuro baúl de la memoria oculta. Palabras que intentan expresar lo inexpresable,miradas que se cruzan, el olor a lluvia, los nervios, el miedo. Todo tan mío,
tan tuyo, tan nuestro.

miércoles, 4 de enero de 2012

Subiendo, como burbujas en el champán.



Vamos, arriba, es la última noche del año. Quiero empezar uno y acabar otro a tu lado. Sé que es imposible, un sueño más, una ilusión, una como tantas de las que últimamente me quitan el sueño. Ilusiones de esas que vienen desde el fondo de mi copa la última noche del año, y suben, describiendo en su trayectoria caminos irregulares, entrelazándose entre sí, apretándose en las paredes de cristal, intentando escapar, uniéndose unas con otras, o solitarias, surgiendo desde el centro y desvaneciéndose al llegar a la superficie. Ilusiones, ilusiones doradas, de oro, de oro como el tiempo, tan efímeras como él, tan fáciles de perder como éste.
Ding, Dong, Ding, Dong...
Campanadas anunciando el paso del tiempo. Otro año más. 365 días más acumulados tras mis párpados, y en mi copa, infinitas burbujas, ilusiones, algunas deshechas, otras aún naciendo, demasiadas acumuladas, con unas incontrolables ganas de escapar de aquí.