Decisiones.

Las decisiones que tomes pueden cambiar el rumbo de tu mundo, pero también el de los demás. En el momento en el que decides darlo todo por alguien, saltar, o no saltar, ser el asesino o la víctima, mentir para no hacer daño a los demás y acabar comiéndote tu propia mentira o decir la verdad aunque duela, estás cambiando no solo tu vida, sino tambien la de los demás, para bien o para mal, dejarás esa marca. Por ejemplo...mira esos niños que no sobrepasan los quince años y van con los ojos rojos, pero no de llorar, sino por culpa de la calada que le acaban de dar a un porro, sabiendo que si quisieran podrían ser los futuros descubridores de la vacuna contra el cáncer. O mira esas niñas, que esperan en la puerta de la discoteca con tacones y una minifalda que les tapa menos de lo justo a que llegue un tío mayor que ellas al que manipular para que les de sus caprichos, sea cual sea el precio a pagar por ellos, sabiendo, que puede ser la profesora de la guardería en la que estudiaran tus hijos. Pero yo no soy así. Puede que me ahogue en mi pequeño vaso de agua lleno de problemas, pero ante todo soy yo, aguantando palos, malas caras, mentiras, críticas, decisiones; y no una marioneta a la que le preocupa más cuánto le mide la minifalda que ser ella misma.