Mirarse al espejo y que tus manos revoloteen hacia esa parte de tu cuerpo que tanto odias. Gorda dijeron un día. Foca. Vaca. Saber que de eso hace tanto tiempo...y que aún siguen resonando en tus oídos esas palabras como si te las estuvieran diciendo ahora mismo.
Sentarse a la mesa y hacer partición. Esto me lo como, esto no. Saber la cantidad exacta de calorías de todo lo que comes. Asco. Sensación de estómago vacío. Mareos. Y entonces llega lo peor.
Pasar las noches despierta abrazada a tus rodillas oyendo como en la habitación de al lado tu madre llora, y saber que es por tu culpa. Y sentirte una puta mierda. Conversaciones que no llevan a ninguna parte se suceden en un repetitivo bucle del cual parece imposible salir.
Una semana más. De nuevo la báscula. Tres menos.
Más noches en vela, esa sensación de cansancio. Las ojeras.
Esa luz. La consulta del médico otra vez.
Incomprensión. Miedo. "Obsesión" lo llaman.
Y vale la pena estar así? Yo creoque esa no es la solución más exacta y correcta, pero no soy nadie para dejar un consejo aquí.
ResponderEliminarEs difícil...lo más triste es que no vale la pena, pero te acabas acostumbrando...
ResponderEliminarGracias (: