martes, 19 de julio de 2011

un capitán siempre se hunde con su barco.

La tripulación ha abandonado. Ahora solo estamos yo y mi barco. Sin timón y a la deriva. Me quedan dos opciones: remar contra corriente o esperar a que se hunda, aunque una vez abajo, solo me queda subir.

Pero yo no soy de naufragios. Yo soy de entrar en una tormenta sin timón y salir de ella solo con un remo y mi propia fuerza de voluntad. Y no, no tengo un gran buque, tengo un barco de papel, pero jamás dejaré que se hunda del todo. Jamás caeré sin saber que luché todo lo posible por mantenerlo a flote.
Yo soy la capitana de mi vida, soy la capitanta de mi barco. Y solo yo puedo decidir su rumbo.
Eso lo aprendí de tí.

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