domingo, 23 de diciembre de 2012

Alientos de tormenta.

Calma. Preocupante y prolongada calma en esta cárcel del tiempo.
Y luego tú. Y un torbellino de recuerdos se cuela por la ventana alborotando los ordenados papeles de encima del escritorio. Me revuelves la vida.
Ahí estás.
Tan guapo que lo único que me queda claro es que mis recuerdos no te hacen justicia. Tú y esa mirada al frente. Concentración en su momento más álgido al volante. Y yo, idiota, perdida, te observo sin verte detrás de la ventanilla con un millón de recuerdos en la mano.
El último abrazo. El último adiós. El último beso.
Y no hago nada por acercarme. Me doy la vuelta y me marcho, silenciosa y abstraída de la misma forma en la que salí de tu vida.
En silencio y por la puerta de atrás.

2 comentarios:

  1. Mmmmh!....
    Me transportaste a ese momento!
    Increible >3<
    Saludos!

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  2. Me ha encantado!! Con tus palabras la cotideaneidad se convierte en algo mágico... Y creo que nos pasa a todos que la mayoría de las ocasiones nos damos cuenta de que ese momento era mágico cuando ya ha pasado... Muchas gracias por compartirlo!!

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