martes, 17 de abril de 2012

Me declaro culpable de desearte demasiado.


Tu mano en mi espalda, tu pecho en mi pecho, mis brazos a tu alrededor, mis labios perdidos en mil abrazos sobre los tuyos, únicamente separados por alguna sonrisa ocasional de pura felicidad, mis piernas a tu alrededor, todas y cada una de tus células contra las mías.
Sin miedos, ni barreras, ni distancias por fin.
Sobran las palabras, sé que me entiendes más de lo que crees con solo clavar mis pupilas en las tuyas.
Sin palabras, cómplices de los suspiros y caricias, los únicos asesinos de este dulce silencio.
Ahora, ahora sí congelaría el tiempo.

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