Amantes pasajeros,
pasajeros de nuestro tren privado de ida y vuelta de tu cama a la mía.
Pareja de anuncio,
de esas que tienen fechas y se dedican buenos días al oído,
ancianos tomados de la mano en un parque,
o en una plaza, o en una residencia, o compartiendo lecho en el cementerio.
castigo para los muelles del colchón,
día tras día, o noche tras noche, no hablemos del pecado, si no de los pecadores en esta ocasión.
Novios formales,
con formas o sin ellas, salvajes o infantiles, realistas o alocados, tú decides.
Amigos,
o confidentes ocultos tras una taza de café, o una cerveza, dispuestos a escuchar problemas sin ser uno.
Más que amigos,
no recononocidos, o quizás si.
Amigos con derechos, o sin ellos...
con derechos a roces y sin derechos a daños.
Tantas opciones, tantos mundos...
Y acabamos siendo desconocidos,
con opciones...
a seguir siendo nada.
Es triste cuando una persona lo fue todo y luego se volvió nada.
ResponderEliminarUn beso.
Me resulta fascinante y a la vez aterrador que seas tan capaz de describir el sentimiento que me inunda en este preciso momento, cada vez que dejo vagar mis pensamientos a donde no deberían dirigirse...~
ResponderEliminar¡Hola! la verdad es que me he quedado algo impresionada (en el buen sentido) al leerte en esta entrada por la manera en la que lo explicas y por el relato en sí. Fantástico sin más.
ResponderEliminarTe invito a pasarte y unirte a mi blog si lo deseas y nos vamos leyendo: http://www.bienvenidoaunnuevoamanecer.blogspot.com.es/
¡Un saludo!
Muchísimas gracias por todos los comentarios de apoyo, me resulta bastante gratificante que alguien pueda identificarse con lo que escribo, gracias de corazón.
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