A años luz, tu boca de la mía, y en medio, desiertos de rabia y vacío.
De promesas rotas.
De ojalás y nuncas.
De siempres que no pudieron ser.
Porque no (me) quisistes, porque no pude.
Culpables a partes iguales de los trocitos de sueños que quedaron esparcidos en el suelo de la habitación.
Siempre te resultó fácil irte, no te engañes, no había nada que consiguiera retenerte a mi lado.
Nunca aprendiste a decir te quiero, y yo nunca aprendí a no acostumbrarme.
Y ahora somos así. Somos lo que queda. Somos esto.
Cenizas esparcidas en algún mar perdido con una marea de rabia y de palabras no dichas que prometen llevarnos a costas distintas.
Mientras tanto, miradas furtivas escapan desde detrás de un abrazo que no es el tuyo buscando la calma que en tus ojos ya no queda.
Que bonito escribes, en serio. Haces que me transporte a otro lugar, y eso es digno de felicitar :)
ResponderEliminarQue bonito, escribes genial. Me ha gustado mucho esta entrada, y en general todo tu blog.
ResponderEliminarHace poco cree un blog con mis amigas y me gustaria que te pasaras, aqui te dejo el link: http://memories-never-die2.blogspot.com.es/
¡Ya te sigo! Un beso.