miércoles, 28 de mayo de 2014

21.

Odio los días como hoy
en los que llueve hacia el vacío
y me río muerta de miedo
llorando por la vida que soñamos tener
hasta la muerte que despertamos sin querer.
Hoy me miro las manos vacías de cariño.
Estoy tan rota que me duele hasta pensarlo
y tan lejos que te tengo a centímetros y ni siquiera me rozas.
Maldita la hora en que poesía para mi fue la forma de tu espalda
y el arte un sitio menos peligroso para refugiarse
que las palabras que se dicen a media luz
y el miedo que solo le tiene miedo
al miedo por temerle.
Desde que se que te vas
 cada día es una despedida nueva
y una y otra vez el mismo dolor
la misma desesperación ansiosa
de querer escribirte
y que le jodan al olvido.
Te seguiré escribiendo con cada una de mis manos,
con el vacío o la plenitud de la nostalgia,
con los labios quemados de frío
con el odio con el que se aman las cosas que no se pueden tener
y una triste resignación en cada llamada que no contestas.
Te seguiré escribiendo hasta que vuelvas con la maleta llena
de mis cartas sin leer
y el corazón con ganas de amarme un ratito más,
y en cada uno de mis suspiros,
un soneto para ti, que no
te gusta la poesía
pero la llevas tatuada en la piel
de la silueta de la espalda.

El arte sin ti sólo es el arte,
y entre versos, 
morirse de frío.

1 comentario:

  1. A veces la poesía duele...sobre todo cuando va tatuada en una nuca o en una espalda que por desgracia ya no está cerca.

    Estos versos, expresan cosas, que muchos no hemos sido capaces de plasmar.

    Abrazos.

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