sábado, 3 de mayo de 2014

Carta de no despedida.

Hoy no es nuestro aniversario.
Ni tu cumpleaños.
Ni el mío.
Hoy no tenemos regalos. Ni siquiera nos tenemos a nosotros.
De tantas veces que nos hemos dicho adiós las despedidas han perdido su significado, hemos perdido el sentido, la cordura, y las ganas de seguir besándonos como si fuera la primera vez.
Seguiré mirando al vacío de tus ojos negros. Al fondo, una televisión susurra una desgracia amplificada en tus labios.
Ha chocado un avión. Sin supervivientes.
Qué guapo estás recién levantado.
Llevo la falta que te gusta. Me acaricias la mejilla.
Sonríes y tu boca sube como la espuma de una cerveza
sin desbordar por los ojos.
No me dejas hablar.
No me dejas que te repita que te quiero. Que te sigo queriendo. Como siempre. 
Desde el momento cero, en tus días malos. Que te quiero cuando no quieres que te quiera. Cuando pasas de mi. Cuando te vas de fiesta y no vuelves hasta el día siguiente. Cuando te olvidas que quedamos y te espero en tu puerta por si aún bajas, me sonríes y me cambias la vida.
No me dejas que te repita que te quiero. Que te sigo queriendo. Como nunca.
Desde el momento cero, en tus días buenos. Que te quiero cuando no quiero quererte. Cuando me recojes a la salida y no te espero. Cuando te odio y me abrazas el alma para que no pase frío. Cuando le partes la cara al que se atreva a hablar mal de mi. Cuando me salvas la vida de mi misma y me quieres como nunca me ha querido nadie.
Te acercas. No me besas. Me respiras. Me arrancas la vida y algo se desborda por la herida secreta del lado izquierdo de mi pecho.

"Me voy".
 Chocamos contra tierra. No hay supervivientes.

1 comentario:

  1. El poema sube de ritmo a medida que avanzan los versos para después terminar en despedida y estrellarse contra el suelo. Creo que no podrías haber escrito un final más arrollador. Bueno, aunque doloroso como los mejores poemas.

    Salud.

    ResponderEliminar