sábado, 10 de mayo de 2014

Insomnia.

Qué sentimental. Estoy gilipollas.
Detesto cuando acaba la obra
y se me cae la máscara
evidenciando que estoy rota,
entre acto y acto, 
voy de obra en obra.
 A veces una palmadita en la espalda, es un mundo. 
Unas risas bajo sábanas. 
Un momento que solo comprendan dos personas. 
Una noche de desvelos acariciando la piel ajena. 
Unos gemidos, un tacto al tacto, un piel contra piel,
 unos susurros, unos silencios compartidos.
Un hablar de todo y nada,
en el idioma que no comprenden las palabras,
un universo.
 Dejar pasar las horas vacías
 y que por un día, por un momento, 
no sientas que estás desperdiciando el tiempo, sino que, 
al contrario, 
lo estás aprovechando desaprovechándolo,
 pero qué bonita manera de hacerlo. 
Un dormir sobre un pecho desnudo.
Un latir, pensamientos del corazón
en voz alta a ritmo acompasado.
 Que me toquen el pelo.
 Que me besen la nariz.
 Solo por un día, 
 solo por esta noche,
 unas horas compartidas con alguien que no pregunte,
 que no observe y que no analice, 
que no busque palabras,
sino que únicamente se deje deslizar por el silencio. 
No puedo seguir escribiendo,
hoy es una noche de esas tontas,
 ya veis,
parece que los días felices sin motivo aparente
 se han ido para dar paso
 a una soledad abrumadora.

Y en la ventana, el sol, ya se está empezando a reír de mi.

2 comentarios:

  1. :-( vendrán otros, el sol siempre sale. Aunque en la soledad abrumadora es cuando mejores versos salen.

    Abrazos.

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