lunes, 29 de septiembre de 2014

Coffee lover.


El buen café es como el amor.
El buen café es el que te cuesta moler,
el que te reconstruye por las mañanas,
el que te cura después de una noche de lágrimas de garrafón.
El buen café es el que invade la casa
y la vacía de vacío
con su aroma intenso.
El buen café se sirve en taza o en vaso, en dosis grandes o pequeñas,
a la temperatura ideal intermedia,
porque el café frío no es café,
el café frío es vacío,
y el café demasiado caliente
termina por quemarnos la lengua y dejar cicatriz.
El buen café se toma con azúcar, porque lo que no mata engorda y la amar(gura) es tolerable edulcorada.
El buen café, como el amor, sabe mejor recién hecho y en compañía.
Odio esa gente solitaria que bebe café recalentado un domingo por la tarde. Odio el amor recalentado.
El buen café te abre los ojos y te hace drogodependiente de la cafeína que te acelera el corazón.
El buen café, como el amor,también se acaba y deja siempre la sensación de querer más a pesar del último trago amargo en el que solo quedan los posos de lo que fue.

Por eso, cariño,
si se nos acaba el café,
o el amor,
si nos quedamos con las ganas,
si te apetece repetir,
quedarte a ver amanecer,
lo volvemos a hacer.

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