lunes, 1 de septiembre de 2014

Te miro.

Mirarte es un mordisco a la felicidad suave de tu sonrisa
te miro y me acaricia tu mirada
me miras y me arde la espalda,
 y cuando más te miro se me escurre la ropa.
Pestañeo y suspiras,
y la mirada de tu aliento me cubre la cara y me enciende la piel de gallina,
no me tocas, ni siquiera me has rozado, pero me miras.
Y yo te miro,
y siento la poesía entrarme en los pulmones
siento que me lleno de ti y te me escurres entre las manos.
No quiero retenerte,
quiero vaciarte y volver a llenarme de ti.
Quiero seguir mirándote y que me mires,
miradas cómplices del asesinato de distancias
en esta cama que se nos queda pequeña
pero se vuelve inmensa si me faltas.
Mírame. Me encanta lo que haces.
Me encanta tu magia,
la peor de las drogas y el mejor de los vicios.
Me encanta el peligro contigo y no tener miedo nunca
más que de dejar algún día de mirarte.
Y sabes que no hace falta que te lo diga,
porque me miras y me lees
los poemas que aún no he escrito.

Mi retina lleva tatuada el color de tu pupila, 
y entre la ropa, aún puede leerse cómo me miras.

1 comentario:

  1. Para que luego digan que no hay miradas capaces de derretir :-)

    Salud y abrazos.

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